23 de octubre 2016
Lecturas: Eclesiástico 35, 15b-17.20-22ª; Salmo 33 ;2 Timoteo 4,6-8.16-18;
Lucas 18, 9-14
La
Parábola del fariseo y el cobrador de impuestos
Jesús
conto esta otra parábola para algunos que, creyéndose buenos, despreciaban
a los demás: “Dos hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y
el otro era uno de esos que cobran impuestos para Roma. El fariseo, de
pie, oraba así: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás, que
son ladrones, malvados y adúlteros, y porque tampoco soy como ese cobrador
de impuestos. Yo ayuno dos veces a la semana y te doy la décima parte de
todo lo que gano. Pero el cobrador de impuestos se quedó a cierta distancia, y
ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba
el pecho y decía: ¡Oh dios, ten compasión de mí, que soy pecador! Les digo
que este cobrador de impuestos volvió a su casa ya personado por Dios,
pero el fariseo no. Porque el que a si mismo se engrandece,
será humillado; y el que se humilla, será engrandecido” (Lucas 18, 9-14)
Reflexión
En las
lecturas de esta semana vemos como Dios escucha la oración de los pobres y
es seguro que les hará justicia. Vemos como Dios escucha con
más agrado al publicano porque se sentía más necesitado de ayuda de
Dios que el otro, que pensaba que ya tenía completa su vida espiritual.
¿Cuál de
los dos crees que eres? ¿Te consideras mejor que muchos niños que se
portan tan bien como tú, o no son tan cumplidores?
Jesús
nos dice que Dios escucha con más agrado a quienes reconocen que necesitan
ayuda y no tanto a los que se creen superiores. Jesús nos ama
sin condiciones y por esta razón debemos desear ser buenos. Compartir
Actividad
Lleven
papel en blanco al grupo. Divida la hoja en dos.
Pídales
a los niños que en un lado escriban las cosas que hacen mal y en otro las
cosas buenas que hacen.
Invítelos
a presentárselas a Jesús, pidiéndole ayuda para cada día ser mejores. Orar
todos juntos como grupo pidiéndole a Jesús la ayuda para cada día ser
mejores.
Oración
Señor,
sabemos que todo lo bueno que somos y tenemos viene de ti y no de nuestras
propias fuerzas. Ensénanos a ser sinceros y a no juzgar a otros. Ayúdanos
a ver nuestros errores y ayúdanos a corregirlos. Quédate siempre con
nosotros. Amen